Así no se puede
- Maki
- 14 nov 2020
- 3 Min. de lectura

¿No bastaba con el Covid, el millón de contagiados y los 35 mil muertos? No bastaba la incertidumbre económica, la gente sin trabajo, los hospitales sin recursos, la falta de previsión y la angustia de no ver la línea de llegada ¿además teníamos que comernos otra crisis más?
No pues. Así no se puede.
Yo no tengo caballo en esta carrera. Al Sr. Vizcarra no lo conozco ni en pelea de perros y por allí es un ladrón de siete suelas o no, pero el Perú -al que no le cabía un problema más- ¿se merecía esto?
Crisis tras crisis, miles de ministros en cuatro años –solo por Cultura, un ministerio no estratégico, han pasado diez y seis en menos de 40 meses: o sea un ministro cada dos meses y medio. ¿A Ud. le parece normal? ¿Destruir en 3 años lo que costó muelas construir? ¿Se puede hacer país con tanto desorden? ¿Quién pone al país primero?
No pues. Así no se puede.

Hemos pasado de ser la estrella de Latinoamérica, a ser la estrella fugaz, y luego el meteorito que se estrelló y nos dejó un cráter así de grande.
Cuatro presidentes en menos de cuatro años (a Meche hay que contarla porque si no me acusan de discriminación de género)
¿Qué clase de gobiernos queremos? ¿Un gobierno tipo Berlusconi de los años 90 donde cada dos por tres cambiaban de Primer Ministro? ¿O el 2001-2002 en Argentina cuando tuvo 5 presidentes en 5 semanas? (¡Animo muchachos que todavía nos queda techo! ¡Vamos Perú!)


No sé si Vizcarra robó, ni cuánto, ni a quién. Ud. tampoco lo sabe porque no ha habido juicio, ni condena, ni sentencia. Ahora resulta que si yo digo que me consta que alguien agarró plata, o entregó una coima, lo subo a las redes, salen un par de periodistas que levantan la noticia y sanseacabó. Rey muerto, rey puesto.
Claro que hay que acabar con los corruptos. Por supuesto que sí. Pero aquí corremos el riesgo de cargarnos de paso al país y botar el trigo con la paja. Porque si el bodeguero me está cobrando de más, o el del grifo me trampea con la gasolina, o el estúpido de mi cuñado dejó a mi hermana con 5 chicos por allí lo acuso en las redes de haber comprado a un par de autoridades y me siento a ver pasar el cadáver de mi enemigo. Una medida EXTRAORDINARIA como la vacancia por incapacidad moral está destinada solo a usarse en casos extremos y no puede servir para cada ocasión. ¡Ojo! ahora que agarramos viada ya verán que aquí no termina la cosa.
Cuanto es justicia y cuanto es venganza. Así no se puede.
Pero ni el grifero, ni el bodeguero ni mucho menos mi cuñado son presidentes del Perú. Me pregunto si hasta es necesario seguir con la farsa de las elecciones que tanto cuestan y que ya se vio que no sirven para nada puesto que el Excmo. Sr. Presidente del Perú -un ilustre desconocido- llegó allí donde está con 5 mil votos.
Quién iba a decir que esa era la cifra mágica. Así hasta yo podría ser presidente.
Así no se puede seguir.
Todo lo anterior aparte de ponernos francamente y sin ambages en el equipo de las repúblicas bananeras -de donde no saldremos más porque lo difícil no es entrar, es salir- nos pone finalmente frente al espejo. Allí, amable lector, está la factura que nos iban a pasar tarde o temprano por pensar que las instituciones son superfluas, que lo importante es el bottom line. No hemos creído en los procesos ni hemos exigido que se respeten. Hoy cualquier fulano con los votos suficientes en el Congreso nos cambia de país y un día nos despertamos con el Sr. Merino -la banda presidencial ceñida que no se va a quitar ni para dormir, la llevará puesta encima el pijama- manejando su destino sufrido compatriota, y el mío.
Yo que ya que con Vizcarra andaba de perfil bajo, rozando los muros, ahora ni les digo como estoy.

Me da rabia, vergüenza y pena mi país.
Me da cólera adonde hemos terminado; me revienta ver las oportunidades perdidas que no van a volver.
Me dan pena nuestros diplomáticos que tienen que ponerse colorados tratando de explicar el desmadre.
Me rebela ver a los pescadores -todos con nombre propio- echar las chalanas al rio a ver que pescadito sacan.
Porque para sacar, todos están listos. A la hora de dar, nadie da nada.
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