Primero las buenas
- Maki
- 29 jul 2020
- 3 Min. de lectura

Cuando dicen “Traigo buenas y malas noticias. ¿Cuál quieres?”, casi siempre contestamos: “dame primero las buenas” (además porque las malas en general son malísimas).
O sea aquí van las buenas.
Este año de m….está entrando en la recta final. Y miren que venía lindo con cifras tipo 20/02/ 2020. Mágico, ¿no? No. Más bien contra suelazo. 2020 es pérdida total; a mí que ni me cuenten el cumpleaños No. XXXX porque como no celebro directamente me lo salto. Lo bueno es que llegamos a Agosto -no se sabe cómo- y ya avistamos el 31 de Diciembre fecha en la que todo se va a arreglar, ¿verdad? PORQUE NO PUEDO MÁS de cocinar y fregar cacharros. ¡Quiero vida de lujo! De jet set. O de propeller set. De lo que venga. Estoy que si alguien me dice algo antipático me pongo a llorar, si me dicen algo amable también. Me pongo cualquier cosa y nada combina con nada, salvo mi humor con mi cara. ¡Animo! Que el año entrante será mi año de desquite.
Momentito, que ahora vienen las malas.
Hemos dejado todo -festejos, bodas, viajes, mudanza, etc.- para el 2021 cuando volviera a la normalidad que es ahorita nomás. Pero la vuelta a la normalidad se está pareciendo cada vez más al Y2K: el big bang que no fue. Atisbo otra normalidad donde, con curva aplanada y mismo con vacuna, el mundo no volverá a ser como antes porque se implantó una nueva realidad.
Esta semana fuimos a una boda virtual a 9,600 kilómetros de aquí. Sitio de ensueño, novia y vestido divinos y 30 personas al borde del lago precioso. Un poco triste verlo de lejos pero los novios encantados con su boda low cost de cero stress. Uno se pregunta, ¿volveremos a ver bodas millonarias, con 3 cambios de vestido, coreografías y carpa de cristal? De golpe se ve desfasado y, para ser claros, muy pre pandemia y huachafo. Alejado de lo que trata la felicidad conyugal. Un futuro de bodas virtuales tiene mucho sentido –la reina de Inglaterra dio el ejemplo y me atrevo a decir que fue una boda ideal con novios felices y relax. Además así los padres no se arruinan y con la plata ahorrada los chicos empiezan mejor la vida.
Mi nieta inglesa está trabajando en un café mientras arranca la universidad –que no se sabe cuándo será. Ganó buena plata y como es fashionista total partió sin escalas a Zara. El protocolo exige caminar dentro de la tienda por un sendero balizado, recorrerla en un solo sentido –tipo visita a Macchu Picchu- y guardar un metro distancia de las amigas con el silly mask puesto. Prohibido ir de un lado a otro, prohibido probarse la ropa, si quieres regresar por la chompa que viste no puedes retroceder, tienes que respetar el sentido, pasar por caja, salir por el exit, hacer nuevamente cola para entrar y re comenzar el mismo baile. Dijo que no vuelve.
A los gourmets que no veían las horas de precipitarse a un restaurante les toca vivir el distanciamiento y la poca gente. Todos, personal y parroquianos, con los silly masks puestos y el mozo nervioso avienta los platos como Frisbee y se larga apurado.
No soy adivina pero vaticino un 2021 low cost. Con más delivery, take-out, shopping on-line y bodas virtuales; todos más pobres pero con poco gasto. Y para el próximo 28 elegir un nuevo presidente y prepararse para que ver que Frisbee nos lanza desde Palacio de Gobierno.

Commentaires