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Inventando.

Un espacio para contar historias

¿Cómo la ves?

  • Foto del escritor: Maki
    Maki
  • 30 ene 2022
  • 3 Min. de lectura

La semana que terminó trajo un terremoto de reacciones, tardías a mi juicio, centradas en Pedro Castillo, presidente del Perú.

Como pasa a menudo tuvo que venir alguien de afuera para mostrarnos lo que todos sabemos dentro; la idea tener perspectiva es buena, aunque en el caso que nos ocupa no era necesaria porque lo que es o mejor dicho no es, Castillo, ya se sabe.


El problema local viene que el equipo de casa prefiere ir suave nomás y sobrevivir para jugar otro partido –y de paso no perder el puesto o el negocio actual- y sin restarle méritos al periodista de CNN los de afuera se pueden dar el lujo de ser valientes porque igual no arriesgan nada.


Frente al fenómeno Castillo, en el sentido de algo raro y no de algo excelente, los peruanos ya se están acomodando. Hay los agotados, los indiferentes, los vivos y los corruptos que nos serán muchos pero sí se mueven mucho. La prensa vuela bajito nomás no vaya a ser que la cosa se ponga peor y los expropien como ya pasó y todos se olvidaron, en el pasado. Los peruanos que podían ya sacaron su plata del país –y esa no vuelve en 20 años que fue lo que tardó la vez pasada. En orden descendiente los más ricos se han ido a Madrid, los que les siguen se han ido a Miami y los más pobres están en Panamá; ahora que Madrid se ha puesto medio caro y más difícil se abrió la oportunidad de Portugal que tampoco es mala aunque el fado es más triste y no tiene el salero español, pero en tiempo de guerra todo hueco es trinchera.


Nada de esto es novedad y está en el ADN del país. Pararse en una raya y arriesgar todo por defender una plaza ideológica ya no se da. En su momento mi generación se enfrentó a Velasco y lo hizo porque vivíamos en un mundo de ideologías claras. Todos sabíamos que era la izquierda y que era la derecha, quién era comunista y quién no. Hoy las ideologías han desaparecido, al igual que las instituciones republicanas, víctimas colaterales de la economía de mercado, de la globalización y del mundo de las Kardashians. Desde hace meses y mucho antes de la entrevista de CNN, mi correo y mi Whatsapp se incendian de memes, de TikToks, de video clips que se burlan de Castillo y denuncian al comunismo. ¿Y a la gente, qué? Como dicen los mejicanos de las series Netflix, “a la pinche gente ese discurso les vale madre”.


Al pueblo peruano igual.


Castillo ya sabemos lo que es y es justo lo que no se necesita para enderezar el entuerto mayúsculo que nos dejaron los últimos 5 presidentes. Un castillista me dijo indignado. “Ud dice que Castillo no sabe leer” –lo cual no es cierto, nunca dije eso- a lo que le contesté, “claro que sabe leer, lo que me preocupa es qué lee”. Está claro que es alguien sin ninguna formación cultural, sin referentes que le ayuden a comprender no solo la historia de su pueblo sino los códigos del mundo allá afuera, que no sabe de economía, ni de finanzas –que no es lo mismo- que no ha viajado, que no habla idiomas, que no sabe de arte ni de música ni de poesía pero esas fallas no son culpa suya.

Lo que sí es culpa suya imperdonable es aceptar un puesto que le queda no grande sino inmenso y que 5 años no dan ni para empezar a llenarlo, y como resultado tirarnos a todos por el despeñadero.


A los que se oponen a este mamarracho de presidente les diría busquen una nueva mística que entusiasme porque lo de simplemente “¡No, al comunismo!” ya no va. Quejarse menos y organizarse mejor. No me infunde ni respeto ni confianza una oposición que quiere algo distinto pero ni por ésas se une. En el 2021 la oposición presentó 5 candidatos para presidente con el mismo ideario, o casi, y está camino a hacer lo mismito para las elecciones de Alcalde Lima de este año.

Después no vayan a llorar al rio.


Ah, y manden menos memes.



“Politics remains a life and death battle of ideas which is why our leaders still have to stand for something and mean it” *

(The Sunday Telegraph, 30/1/22)


(* La política sigue siendo una batalla de vida o muerte sobre ideas y es por eso que nuestros líderes tienen que representar algo en serio).






 
 
 

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