La misma piedra
- Maki
- 4 jun 2021
- 4 Min. de lectura

Cuando empecé a escribir me dieron este consejo: escribe sobre lo que sabes. Sé que el hombre es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra.
Faltando escasas 48 horas para enterarnos en que olla nos van a cocinar, me viene a la mente esos dos principios: es mejor limitarse a hablar sobre lo que uno sabe y con la experiencia vivida explicar porque vamos –quizás- a darnos un tanganazo final contra la misma piedra.
La receta es harto conocida y ya la viví.
La cosa sucede así.
Llega un caudillo que promete el oro y el moro. La gente harta de abusos y de esperar le cree y al principio tudu bem, tudu gioia.
Se expropia, se nacionaliza, se estatiza (aquí insertar lo que convenga) y se reparte. Más o menos por partes iguales aunque a los amigos siempre hay que darles un poquito más, para eso están desde el comienzo pegando carteles, gritando afónicos por el megáfono, trayendo café. Y el pueblo feliz. Se ha logrado un doble propósito: que llueva plata del cielo -Navidad en Julio- y que los ricos sufran. En todas las latitudes, esto lo tengo clarísimo, nada da más gusto que ver llorar los poderosos. Así somos los seres humanos, y los peruanos no somos distintos a nadie.
A poco empieza a acabarse la plata. Si todos se van de mambo y nadie trabaja ni invierte eso es lo que sucede: se termina la fiesta. Entonces el caudillo empieza a rascarse la cabeza, convoca a sus ministros y les dice: “esto me lo arreglan ya”. Los ministros, que son iguales en todas partes y lo que buscan es conservar el puesto, la secre sexy y la escolta, le dan la buena noticia (sabido es que los ministros que dan malas noticias duran poco), “¡Compañero Presidente! Ud. tiene la llave. Ordene que impriman MAS billetes y la gente tendrá MÁS plata. Fácil, ¿no? Fácil y tentador. El compañero presidente que tiene NN imprentas a su disposición –para eso se encargó bien temprano de expropiar la prensa y sus rotativas- imprime que da calambre y la gente feliz de nuevo. (¡Papayita, hermano!).
Los billetes de mil colores, empiezan a valer menos, hay harto billete pero nada que comprar y colas por todos lados. Falta: inversión en el campo, porque los dueños se fueron, gasolina para sacar los productos porque echaron a los gringos y las refinerías funcionan a media mecha, repuestos porque no hay crédito. Y la plata, que no tiene ni ley ni bandera escasea. Los banqueros van donde les pagan mejor, o les pagan punto. El caudillo ¡eureka! decide entonces hacer un gran ahorro para el pueblo y no pagarle a los bancos. Total: muerto por mil, muerto por mil quinientos. Allí mismo se jodió la Francia.
¿Qué queda? El ABC del revolucionario dice que cuando todo empieza a irse a la mierda en bote, hay que profundizar el proceso. No queda otra. Inventar la contra cultura donde lo negro es blanco, donde quién no está conmigo está contra mí, y los que están contra mí van derecho al calabozo después de pasar por la justicia popular. El caudillo -llámese Maduro o Kim Jung-Un- solo tiene una preocupación en mente: que no lo maten. ¿Y el pueblo en todo esto? El pueblo tiene hambre de vuelta, pero ¡piña! total igual estaban antes. Mientras tanto como no hay trabajo porque nadie invierte el caudillo ordena imprimir más billetes, ordena dar más planes de asistencia a la gente, congela los precios en los supermercados pero nada de esto arregla el entuerto. La gente asistida se torna vaga y como les reduzcan un plan o les exijan trabajar te cortan las rutas o te queman la fábrica.
En la vida no hay lonche gratis. Si se invierte, se educa, se toman riesgos, se compite, se abren mercados, se trabaja, se ahorra y uno se saca la mugre (cosa que el peruano hace mejor que nadie) se sale de la pobreza.
Allí están Singapur, Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Corea del Sur, Vietnam (¡Vietnam!), Malasia. ¿Entonces porque que escoger el camino de Cuba, y Angenzuela? Gobiernos fallidos con políticas que fracasaron en países más poderosos como Rusia y China. Yo vengo de pasar 15 años en la Argentina donde vivimos con mercado negro, 50% de inflación y 2/3 partes del país con planes de asistencia, control de cambio, dólar paralelo, “precios cuidados” en el súper, cortes de calles a diario, cortes de rutas que dejaron sin gasolina a mi pueblo por 12 días (traten de vivir así durante 2). Lo peor es la corrupción de las mentes de jóvenes que aplauden a los que cortan las rutas impidiendo el paso durante 3 o 4 horas y les dicen “¡Animo muchachos! Estamos con ustedes”
Allí se acabó toda posibilidad que ese país, rico, culto, faro de América Latina salga del atolladero.
Está claro, ¿no? Queda una post data importante. Si el Perú escogiera continuar en democracia y defender a la república la derecha del Perú o sale de su burbuja –Lima Golf, Asia, Miami, Madrid y reset- y empieza a ver al otro como uno más, se levanta de su cómodo sillón, lo invita a su mesa y lo integra a su espacio privilegiado o esto no lo arregla nadie.
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