La triste balada del post Covid
- Maki
- 18 abr 2021
- 4 Min. de lectura

El 11 de Abril la situación lejos de mejorar, empeoró. A un país que no tiene vacunas, que no tiene un sistema adecuado para enfrentar la pandemia, que no tiene un gobierno coherente y recursivo y que no tiene una sociedad solidaria con bases políticas y sociales fuertes, se vino a sumar el resultado de las elecciones presidenciales.
Tras cuernos, palos.
No sorprende que la izquierda filo-maoístas-senderista llegara primero, sorprende que nadie viera venir la cosa. No sorprende que la derecha fiel a lo suyo se fuera de mambo y no votara. No toda, ¡ojo! quedó gente responsable, con propuestas y ganas de luchar por hacer un mejor país. A la vista de lo sucedido creo que lo primero no se va a repetir, creo, espero, ruego, que esta vez ese sector desentendido diga ¡presente! en Junio y vaya a votar atendiendo los reclamos más justos. En cuanto a lo segundo ya estamos viendo, entre los candidatos más lúcidos y pragmáticos buscar acercar posiciones.
Esto no es física cuántica. Las sociedades que progresan y salen del entrampamiento no lo hacen enfrentándose sino haciendo acuerdos, buscando el mínimo resquicio de coincidencia para tender puentes y poder convivir.
Eso hacen los dirigentes con dos dedos de frente. Lo hicieron en Francia y Alemania hace 70 años. La región no será perfecta, el acuerdo no contenta a todos, pero viven dentro de la ley, con garantía de derechos humanos y libre comercio y fomentan la prosperidad, la seguridad y la paz que no es moco de pavo.

Bien. Hay gente que “nunca votaría por Keiko”. Yo nunca lo hice. No necesité hacerlo. Hoy sí lo haría.
La historia no se detiene y todo cambia y solo los necios no cambian de opinión.
Por el Perú yo me como un sapo y todos los que haya que comerse.
Por no ver mi país convertido en Argenzuela, por no ver, COMO VI AYER, en mi lindo pueblo patagónico, colas de 4 kms para cargar gasolina. Hace 6 días que no hay gasolina porque los piqueteros han cortados las rutas de acceso con barricadas y agarran a pedradas al que intente “cruzar el piquete”. Vi taxistas en la cola empujando sus taxis a pulso porque ya no tenían como llegar al surtidor. La cola podía durar 4 horas sin garantías que al llegar quedara gasolina. Me di media vuelta y me fui; se me salían las lágrimas. Luego me enteré que al rato la gasolina se acabó. Las góndolas de los supermercados están totalmente vacías y ni las ambulancias pueden pasar.
Allí está el espejo para que se miren los peruanos.

Ahora veamos cómo llegamos hasta acá. La derecha fiel a su egoísmo se fraccionó en la primera vuelta no en posiciones sino en egos irreconciliables. Porque las políticas de H de Soto, Porki, Keiko y Forsay eran casi las mismas, y juntos pasaban del 50%. ¿Alguien pensó en eso? ¿Alguien pensó en deponer su ambición personal y poner “al Perú primero”? Por lo visto no. Y agotaron recursos y se agotaron atacándose unos a otros mientras Castillo subía como la espuma. De Soto perdió tiempo hablando de sus logros y no de nosotros, RLA perdió todo el tiempo posible buscando levantar su popularidad y atacando al enemigo más fácil. ¿El hambre? ¿La desigualdad? ¿El abandono de un tercio de la población? No. Se dedicó casi exclusivamente a atacar “a la prensa mermelara” con la cual hizo a mucha gente feliz y él más feliz Castillo a quién le allanó el camino de la expropiación, que está bien arriba en su Plan de Gobierno.
Que quede claro que escribo a título personal; que mi familia esté vinculada a la prensa es una coincidencia. Primero soy ávida lectora y creo en la libertad de opinión, después soy accionistas de una empresa de medios.


Además es una cretinada pensar que los diarios los pueden manejar las cooperativas o el gobierno como sucede en Cuba o en Corea del Norte y son los peores diarios del mundo. (Por si acaso la prensa inglesa, la más libertaria es quizás la mejor del planeta; la argentina también es muy buena).
Pero más importante aún el Perú ya hizo el experimento cosa que muchos jóvenes no aprenden en los colegios. Velasco expropió todos los medios comunicación y los entregó los sectores populares. ¿Y saben que pasó? Fue un desastre. Fue la prensa más aburrida, un coro oficial de corte soviético con pensamiento único y mal escrito. Nadie la leía sino estaba obligado.
De paso, y a pesar de la subvención, no del 3% sino del 100% del Estado, cuando los devolvieron estaban todos quebrados.
O sea esto no funciona.
Como tampoco funciona saltarse a la torera los contratos internacionales, porque existen sanciones durísimas señores, ni quitarle todo a todo el mundo y repartirlo porque eso se acaba bien rápido y luego solo quedan controles de precios, desabastecimiento, maquinita y chau estabilidad monetaria que el único que tenemos.

Yo por el Perú me como todo los sapos del mundo; por elegir un gobierno actualizado y transparente y no convertirnos en Argenzuela. Eso sí: por uno que cambie en democracia lo que es impostergable cambiar.

“Paris bien vale una misa”*
(*Enrique IV al convertirse al catolicismo para ser rey de Francia)
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