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Inventando.

Un espacio para contar historias

La vida del animal inglés

  • Foto del escritor: Maki
    Maki
  • 5 sept 2021
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 6 sept 2021


Una serpiente pitón de más de 3 metros de largo fue encontrada paseando por un pueblo en Cambridgeshire, Inglaterra. Los vigilantes vecinos de inmediato alertaron a las autoridades. Le tesis más aceptada es que se trataba de un pitón que escapó de alguna casa donde lo tenían como mascota.


Esta noticia mereció solo la página 10 en los diarios porque todos los titulares de las primeras planas de los últimos días fueron acaparados por la Operación Arca de Pen Farthing quién movió cielos y tierra –y posiblemente sus contactos con Carrie Johnson la mujer de BoJo- para extraer 200 perros y gatos de Kabul en uno de los últimos vuelos que salieron de Afganistán.


No me malinterpreten, soy una perruna empedernida, con la obsesión de alguien que descubrió tarde su pasión por Lúlu, un Russell terrier que estoy convencida siente lo mismo por mí. Actualmente estoy pegada al celular viendo “The Pick of the Litter”* una serie deliciosa de Netflix sobre cómo entrenar una camada de cachorros Labrador para que sean perros de compañía de ciegos y discapacitados; los Labs adorables, de comérselos. O sea.

Pero abandonar gente en Kabul en las circunstancias que se viven allí, donde los talibanes van a hacer chichirimico a los aliados que encuentren y preferir sacar animales es too much.


Como dijo un afgano: “La vida de mi hija de 5 años vale menos que la de un perro”. Es too much en todas partes menos en Inglaterra donde muchas cosas–manejar por ejemplo- se hacen al revés y el proverbial flema inglés que impide cualquier demostración excesiva de afecto entre personas se vuelca en su amor ilimitado por los animales.

Un latino estaría horrorizado; bueno salvo si es francés. Los ingleses de antaño con las justas toleraban a sus niños en cambio siempre han muerto por sus perros –un poco menos por los gatos.




El ejemplo viene de bien arriba. Sabido es que la reina, poco dada a las efusiones con la familia no se despega de su cohorte de Corgis; cierto es que la familia le da muchos más dolores que cabeza que los Corgis reales.


La epopeya de Pen Farthing alternó las primeras planas con Gerónimo. En simultáneo que sucedía la inenarrable tragedia de la evacuación de Kabul teníamos a los ingleses pegados a las noticias para ver qué pasaba con Gerónimo. “¿Geró…quién?” Gerónimo. Una alpaca en el corredor de la muerte condenada a la eutanasia por tener tuberculosis bovina.

Corrieron ríos de tinta, miles de británicos enfrentados a las autoridades firmaron peticiones conmovidos abogando por la vida de nuestra lejana compatriota -ni idea como vino a para aquí- decididos a todo para salvarle la vida. Se necesitaba resucitar a Felipe Benavides para salvar al auquénido como lo hizo con sus antepasados en Pampa Galeras allá por los años 60; por cierto Benavides escogió Londres para morir o sea que quizás no hay coincidencias.


En su debido momento y a pesar del clamor general Gerónimo fue sacrificado y la opinión se volcó a otro tema apasionante –y este va a ir hasta el parlamento inglés- de sí las langostas son seres que sienten o no. El proyecto de ley se basa en el grado de conciencia y de sensibilidad que tienen dichos crustáceos, que a menudo terminan su vida en una olla de agua hirviendo.

Desde el siglo XVIII, en donde la idea que los animales al no tener alma no tenían sentimientos, al presente, donde lo políticamente correcto es atribuirle conciencia o sentimientos a todo, incluyendo los insectos y las plantas, muchos se preguntan si no sería mejor usar la plata del contribuyente para atender temas más urgentes que la vida o muerte de la langosta.

Reaccionar contra la amenaza o el dolor es algo natural en la fauna y la flora, pero eso no es tener consciencia: es una manera de sobrevivir como especie. La conciencia viene de saber que somos un individuo único y que el otro también lo es.


Parafraseando a Descartes “Una langosta no siente más dolor que un reloj despertador”, y si fuera así ¿porqué nos preocupamos en hervirle viva?


Siguiendo con los animales los diarios locales nos informan que las autoridades de Cambridgeshire están muy alarmadas con la posibilidad que se haya escapado una segunda serpiente pitón y han alertado a la población que deben estar muy atentos.


“Si la encuentran traten de cubrirla con una frazada y llevarla enseguida a un lugar cálido y seguro. El pitón no está acostumbrado al frío y podría enfermarse gravemente y morir”.


Lógico, jefe. Yo haría lo mismo.




*”Lo mejor de la camada”

 
 
 

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